
El sentido del tacto y la producción de audio
Hace un par de días me encontraba leyendo un artículo del blog Production Expert, muy recomendable para todos los interesados en el arte del recording, en el que se preguntaban el papel de la mesa de mezclas en los estudios de hoy en día. La mesa de mezclas era el centro neurálgico del estudio analógico. Entradas, salidas, envíos, todo se gestionaba desde la consola de estudio.
Con la llegada de las estaciones de audio digital, con sus mezcladores internos y la posibilidad de recordar parámetros a golpe de click y retomar la mezcla tal como la dejaste en cuestión de segundos, parecía que el papel de la mesa de mezclas y otros aparatos analógicos en el estudio empezaba a decaer.
El artículo cuestionaba la necesidad de la mesa de estudio en el flujo de trabajo en los tiempos modernos y exponía argumentos en pro y en conta del uso de la mesa de mezclas hoy día. Yo soy de una generación que creció entre los últimos pasos del audio analógico como sistema hegemónico y la llegada del audio digital como estandar de la industria.
Es por ello que, en mi opinión, un estudio sin mesa no es estudio y por ello me hice con una para incorporar a mi flujo de trabajo y moverme en lo que llamamos un entorno híbrido. Trabajar con equipo analógico tiene sus ventajas y sus inconvenientes, vamos a comentar algunas de ellas.
Para empezar, no hay nada como la inmediatez de trabajar con aparatos analógicos. La sensación fisica de controlar los parámetros de, por ejemplo, un compresor mientras escuchas el resultado no es comparable a hacerlo a golpe de ratón. En mi experiencia, la respuesta es mucho más inmediata, y el hecho de no estar mirando una pantalla ayuda a usar más los oídos y no tanto los ojos.

Esta inmediatez hace que te concentres más en lo que estás haciendo, no te pierdas en el océano de menús que tienen algunos plug-ins y, por consiguiente, la toma de decisiones resulte en una menor pérdida de tiempo. Sin entrar en debates, soy de los amantes de la imperfección analógica. La no lineanidad de los cacharros analógicos aportan color y carácter y, a mí, esto es algo que me gusta, tanto es así que muchos de los plug-ins más populares emulan estas "imperfecciones" de los aparatos analógicos.
Por otro lado el trabajar con una mesa de mezclas y procesadores analógicos dificulta algunas cosas. Si mezclas enteramente "in the box", esto es trabajar enteramente en el entorno digital del software, todos los parámetros quedan registrados en la sesión de trabajo, siendo muy fácil recuperar cualquier movimiento anterior en la mezcla y dándonos la posibilidad de recuperar dicha mezcla en cuestión de segundos. Con los equipos analógicos tienes que apuntar todos los parámetros de ecualizadores, envíos a efectos, faders, etc, con la pérdida de tiempo que ello conlleva y, aunque la posibilidad de poder tomar fotografías de dichos parámetros con el teléfono facilita las cosas, resulta un trabajo árduo el hecho de recuperar una mezcla para revisarla si trabajamos en el entorno analógico.

Otra cuestión a tener en cuenta es el trabajo de mantenimiento que los aparatos analógicos requieren, sobre todo si tienen algunos años sobre sus espaldas. Potenciómetros, switches, condensadores y demás componentes electrónicos pueden llegar a fallar con el tiempo, cosa que no pasa en el entorno del software, por lo que hay que tener en cuenta este tipo de acciones para mantener los equipos en estado óptimo, y como ello afecta a nuetro tiempo y a nuestra cartera!

En definitiva, trabajar con una mesa de mezclas depende del flujo de trabajo que más se adapte a tus necesidades. Personalmente me resulta práctica para enviar señales de previos y sintetizadores hacia el secuenciador, y viceversa, para hacer suma en analógico, de las pistas mezcladas en el entorno digital.
Además me resulta bonita, agradable al tacto y me gusta como huele!! Faders up!!
